Tratamiento no farmacológico de la depresión

La depresión es una patología severa y frecuente, que afecta entre un 8 y un 12% de la población mundial. Se caracteriza por sentimientos de tristeza y de culpa, baja autoestima, anhedonia, cansancio, astenia, trastornos del sueño y de la alimentación, y baja capacidad de atención. Se asocia a un incremento de la mortalidad por todas las causas y tiene un claro impacto económico, ya sea en términos de costos relacionados con el tratamiento o en la reducción de la productividad laboral.

La severidad de la patología se define según el número y la severidad de los síntomas. Para su diagnóstico puede ser de ayuda la definición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10) cuyo diagnóstico requiere al menos cuatro de diez síntomas depresivos o la del Manual Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-IV), que requiere al menos cinco de nueve síntomas para el diagnóstico de depresión mayor y menos de cinco para depresión menor7. Los síntomas deben estar presentes por al menos dos semanas en casi todos los días.

El tratamiento farmacológico habitual consiste en la prescripción de psicofármacos antidepresivos (inhibidores de la recaptación de serotonina, inhibidores de la recaptación de serotonina-noradrenalina, antidepresivos tricíclicos, y menos frecuentemente, inhibidores de la monoaminooxidasa).

La efectividad de los antidepresivos alcanza un 50 a 60%  con una decreciente tasa de adherencia (28% de abandono al mes, y 44 a 52% a los tres meses). Es por esto que las opciones terapéuticas no farmacológicas cobran especial importancia en el tratamiento de este síndrome tan prevalente.

De acuerdo a la evidencia clínica encontrada en una revisión sistemática, podemos proponerle a nuestra paciente las siguientes alternativas no farmacológicas:

Ejercicio estructurado: un total de entre 90 y 150 minutos semanales divididos en tres a cinco sesiones. El ejercicio se asocia a beneficios conocidos sobre la salud cardiovascular , el sueño , la auto-percepción de la salud y la mortalidad general.

Cambios del estilo de vida: la exposición solar, la adecuada higiene del sueño y una dieta saludable parecieran tener un efecto directo sobre la depresión. En el caso del tabaquismo y el consumo de alcohol, los beneficios en relación a la depresión no son claros, aunque sí para otros aspectos de la salud.

Auto ayuda basada en Terapia cognitivo conductual: consideramos que sus beneficios no son tan claros como los expone la Guía Escocesa de Tratamiento no farmacológico de la depresión, sin embargo pareciera ser una opción válida teniendo en cuenta su bajo costo y fácil aplicabilidad.

Psicoterapias: a la luz de la evidencia actual podríamos recomendar la Terapia de activación conductual, la Terapia cognitivo conductual (TCC), la Terapia cognitiva basada en la conciencia plena (TCBCP – Mindfulness Therapy) y la Terapia de solución de problemas (TSP). No obstante, es importante recordar la heterogeneidad en términos de calidad metodológica de los estudios en los que se basaron los diferentes meta- análisis y que en muy pocos estudios estas herramientas fueron comparadas contra antidepresivos.

Dada la complejidad que presenta la depresión como patología que involucra a todos los aspectos del ser humano, estas opciones deberían tenerse en cuenta para poder ofrecer a cada paciente el tratamiento que mejor se ajuste a su idiosincrasia y que logre la mejor adherencia.

Mucho lugar queda aún para el desarrollo de terapias que todavía falta mejores evidencias como la acupuntura, la terapia herbal china, el Tai Chi Chuan, Yoga, la homeopatía y la dietoterapia. Más aún, en el caso del Tai Chi Chuan, el Yoga o la meditación, sería muy interesante poder evaluar su efectividad como prácticas de prevención primaria y no solo como tratamientos una vez que enfermedad ya está instaurada.

Fuente: Tratamiento no farmacológico de la depresión . Santiago Esteban.

Servicio de Medicina Familiar y Comunitaria del Hospital Italiano de Buenos Aires. 2016

Recopilado por Eugenia Benzaquén

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