La pregunta más escuchada desde el 2022
En 2008 culminé la especialización de Reumatología en el Hospital Universitario de Caracas, y pasé unos 8 años atendiendo a personas en consultas pública y privada, siendo literalmente su médico de cabecera, manejando de forma integral sus problemas de tensión, glucosa, lípidos, gastritis, colitis, problemas emocionales y de adaptación, ansiedad, depresión, infecciones intercurrentes, hasta el embarazo, además de hacer un acompañamiento y prescripción de hábitos saludables cómo ejercicio físico adaptado a sus condiciones, una nutrición equilibrada, una mejor gestión del estrés, de descanso, y por su puesto, derivarlo a otro especialista siempre que lo amerita, incluso conocía a sus familias, a su entorno, creaba una red de apoyo entre ellos.
En la reumatología que yo practiqué, uníamos pedacitos, y no dividíamos, es decir, no se practicaba aquello de: “ésto es del endocrino, ésto es del cardiólogo, aquello es del digestivo”. Intentábamos resolver y manejar hasta donde nuestra capacidad nos permitía, porque además, pocos quieren meterse con “el paciente reumático”.
Siendo así, o más lógico al llegar a ejercer en España, en primer lugar era prioritario conocer y aprender como se trabaja en este país como médico de cabecera o médico de familia y luego continuar integrándolo con mis conocimientos en el manejo de enfermedades autoinmunes e inflamatorias. Eso hago. Soy inquieta, investigo, estudio al paciente, mas allá de sus analíticas básicas , su entorno biopsicosocial, los factores epigenéticos que le afectan, integrándolo con mi otra formación de psiconeuroinmunología.
Medicina de familia ha sido más de lo que esperaba y con ella pretendo continuar la visión integral del paciente, educando en mejorar sus hábitos y en prevenir enfermedades serias que puedan comprometer el bienestar y la vida.
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